Honor de artista
de pie
aba entonces en los treinta a?os, y venía a ser el último descendiente masculino de tan ilustre familia. Era el marqués uno de esos hombres que, por su bello y se
habíase podido apreciar de qué fuera capaz el marqués de Pierrepont, vistiendo el uniforme militar, por cuanto en la guerra del 70 dio pruebas del más cumplido valor, volviendo pacíficamente, una vez terminada aquélla, a emprender su vida
su muerte en favor de su sobrino, de los cuantiosos bienes que heredara de su difunto marido, dando por esta combinación nuevo brillo a los un tanto deslustrados blasones de su casa, porque sin que pudiera estrictamente decirse qu
l escudo heráldico de su sobrino, pero la dominaba una pasión todavía más decisiva que el orgullo de raza, y esa pasión era el egoísmo. Verdad es que la vida un tanto estrecha que las circunstancias obligaban a llevar a aquél, mortificaba grandemente la altivez de la vieja baronesa, pero, así y todo, no se resolvía a tomar sobre sí la obligación de mejorarla en algo mediante cualquier leve sacrificio impuesto a sus comodidades personales. Tenía esta se?ora, en la época de nuestro relato, cincuenta a?os, y según cálculos que hiciera sobre ciertas estadísticas de mortalidad, tenida en cuenta la longevidad de sus asce
suelen ser aquellos hombres más llamados por sus atractivos personales a más rápidas conquistas de femeninos corazones, precisamente los que menos importancia dan a su envidiable fortuna: indiferentes hacia triunfos para ellos fáciles, carecen en general de esa fatuidad, de eso que pudiéramos llamar furor galante, característico en aquellos otros de sus congéneres cuyas victorias sobre el bello sexo débenlas únicamente a la constante lucha contra un modo de ser moral y físico
culares con el pintor Jacques Fabrice, a cuya casa solía ir por las tardes con el fin de tomar una taza d
pasa? Hoy cumplo
r, que dibujaba al amparo de l
me ilusiones sobre el porvenir que me espera... Me parece que tengo algunas nociones siquiera de honor y de buen gusto... además, profeso instintivo horror a todo lo que es falso y bajo... y, sin embargo, si me abandono al ciego destino en estos momentos de crisis, vislumbro un futuro que hiere todas mis singulares aprensiones... Entreveo en el horizonte amores de decadencia, una juventud artificial obstinándose en combatir en vano contra las advertencias y las humillaciones
h!-dijo
convenientes, sus tristezas, sus peligros, pero, así y todo, es el mejor abrigo en que
hondo suspiro sin
Este asunto te enoja con razó
testó el pintor-; pero, después de todo, eso no quiere decir nada... Hice un ma
e el eterno femenino: digo más: pueden revestir de cierto prestigio la edad madura de la vida... Es hermoso ver a un padre todavía joven llevando a sus hijos de
del dibujo para fijarse con aire de extra?
e amor, hay algo más superior, algo que aventaje a eso que en lenguaje de mostra
a m
r... tus atractivos personales, si me permites que así me
yo; es preciso que tam
tu tía deseaba casarte
éndeme bien: no me encuentro en situación de mirar con desdén los títulos de renta al tres por ciento... pero, sin embargo, desearía, que al mismo tiempo me ofreciera mi prometida ciertas garantías de honor y de dicha... y todavía a?ado, garantías excepcionales... Ya tú sabes la educ
e agosto estoy lib
No la conoces
, ni aun
etrato, sería... ?cómo te diría
ré de con
ritos si lo
la vist
la vist